domingo, 11 de enero de 2009

POR UNA CABEZA

Por un millón te dejás?
En eso estaba la charla, justo antes o rato después de otra sobre fútbol seguramente, o sobre alguna modelitovedettebotinera como se las apoda ahora.
Por un millón? Por un millón me hago travesti dos años! encima me chupo las tetas hasta gastarlas!
Aunque se sabe de antemano cual será el remate de rigor, la respuesta inflama el pseudodebate, disipa al menos un poco el fastidio de una jornada a las cinco de la tarde de un dia muy choto.
Bueno, pero no dije de que, un millón de patacones! retruca para entramar el duelo...
Un millón de lo que sea, un millón de figuritas de Mazinger Z si querés, seguro tienen valor de reventa para algún coleccionista o friki nostálgico.
Un millón de lo que sea, tener un millón de algo parece transferir algún tipo de poder, aunque intangible, sólido y expansivo.
De hecho, si creés tener algún conocido solventeinversor que pueda interesarle, ni siquiera le pases esa tarifa, si viene recomendado te hago precio...
Las risas (carcajadas de alguno) propician el remate de manual que corresponde por supuesto al mentor del debate: Al final putos sobran, lo que faltan son capitalistas.

Y si, quien sabe, tal vez que te cojan no es la peor vejación finalmente.
Tal vez nos estamos dejando todos los días y por mucho menos, o por nada.
Sin notarlo la dignidad se nos puede estar escurriendo, sin tener la posibilidad de asignarle valor de cambio siquiera.
Asi, por nada, como si nada, sin poder elegir.
El millón siempre lo tiene el otro, el poder no se le escurre jamas, cada vez mas sólido y expansivo.
Un millón? yo le saco un millón si, yo me re dejo y San se acabó.

sábado, 10 de enero de 2009

LA MANO INUTIL

Aprender a escribir con la mano opuesta a la que se hizo toda la vida, es una ardua tarea (además de innecesaria). Supongo que el éxito recide en la perseverancia, copiar mecanicamente los movimientos de la mano acostumbrada es un buen sistema, pero no lo es todo. La copia mecánica despoja al acto de escribir de su naturalidad, fluidez y casualidad.
Asi y todo decidí darle a mi hemisferio izquierdo la nueva y desafiante labor de escribir con ella, vale decir, con la derecha.
Vaya, ya estoy cansado, ya estoy arrepentido. Acabo de amputarme la mano torpe, la inútil, no soportaba la idea de fracasar.